Gracias
a la mano prensil (consecuencia directa del pulgar oponible) hemos sido capaces
de manipular primero la piedra y luego los metales. Con esos materiales fuimos
capaces de crear herramientas con las que cazar y recolectar. Poco a poco las
herramientas fueron siendo más sofisticadas, adquiriendo la capacidad de vivir
de la agricultura y la ganadería. Con ello nos establecimos de forma
sedentarias, creando pequeños núcleos de población, que a día de hoy se han
convertido en las grandes urbes y pequeños pueblos en los que toda la población
del planeta vive.
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